“CUELGA MUJER”
Había
en el pueblo de Huatulco una pobre viuda que no tenia mas que un hijo, que por
sus vicios y maldades era objeto del desprecio general. La madre que era amante de las
virtudes y del orden, se moría de la pena y no probaba bocado que no estuviera
empapado con sus lagrimas. En las intensas amarguras que torturaban su corazón,
encontraba un refugio y esperanza cuando levantaba su alma por medio de la
oración a la Virgen de la Concepción que era Patrona de Huatulco.
El vicioso y criminal hijo seguía en la mala vida cometiendo toda clase de violencia hasta llegar a profanar el templo, robando la hermosa imagen y un valioso
collar de perlas, obsequio de los buzos de la cabeza como se llamaba entonces
a los pescadores de perlas. Era costumbre sancionada por la devoción ofrecer a
su santa patrona las primeras conchas que sacan del mar, y se aseguraba por los
buzos que estas perlas eran de un valor infinito atrayendo esta circunstancia a
un verdadero milagro.
El
atemorizado profugo después de su consumado robo al verse perseguido por los
huatulqueños huyo al Bajo del Arenal donde escondió el producto de su rapiña, en el hueco de un árbol de ''huanacaxtle''. El árbol comenzó a perder su
lozanía y al fin se seco. Las guacamayas, loros y cotorras abandonaron sus nidos, y hasta el comején se retiro de su “tachinasque”. El bandido Miguel (que así se
llamaba), se ausento de su pueblo por varios años.
Debido a las gestiones que su madre arreglo con
la justicia no se le persiguio mas. Se
radico en Pochutla donde se enamoro perdidamente de Rafaela, hija de un
acomodado ranchero cuyo mal genio le hacían contrario a toda su voluntad ajena,
a toda cosa que no fuese dispuesta por el, quien se lleno de rabia al saber los
amores de su hija con Miguel. En virtud de que su hija le era muy útil en los
labores domésticos, y Miguel tenia mala fama de hombre de pésimas costumbres en
muchas lenguas a la redonda, Rafaela amaba a Miguel como solo saben amar los
campesinos cuyo primer amor.
Un día
Miguel pidió la mano de la muchacha por la medición del cura de la parroquia,
su petición fue rotundamente negada, pues el padre sin pensar en las ofensas que infería al
mediador dio rienda suelta a su ira. Viendo la negación de su padre Rafaela
tomo la decisión de abandonar el hogar. Cuando
el padre dio se dio cuenta de la fuga de su hija en un arranque de ira exclamo
levantando la mirada al cielo.
¡¡Maldita,
maldita seas!!
¿Te has burlado de tu padre?
¡¡Colgada
te has de ver, para pagar la ofensa que me has hecho!!
Un día
en Pochutla casi en las goteras de la población, unos jóvenes leñador regresaban del campo con sus tercios de leñas a cuestas según es de costumbre en
la costa el granizado, un cuervo los obligo a voltear hacia el lugar en donde
graznaba el ave fastidiada. Entonces vieron con espanto que en un árbol
corpulento rendía el cuerpo inerte de una mujer.
¡¡Era Rafaela!!
Un año
después de este macabro descubrimiento se veía vagar por las calles de Pochutla
a un hombre cabizbajo con su cuerpo cubierto de asquerosas llagas. Aquel
infeliz refería que sufriera un castigo del cielo por haberle robado su collar
de perlas a la Virgen de Huatulco y
todas las noches en punto de las ocho de la noche en la torre de la iglesia.
Con la campana en el toque de las animas se le presentaba un esqueleto que lo
tomaba de la mano obligándolo andar de pie hasta el árbol que esta cerca del
pueblo donde lo mandaba a rezar el padre nuestro, cuando terminaba su oración
veía al esqueleto al pendiente del árbol que le decía: Miguel cuando tus rezos me hayan sacado del purgatorio morirás de pie en este árbol.
Pasaron
los años y en una mañana los campesinos madrugadores encontraron el cadáver de
miguel al pie de aquel árbol. El vulgo comenzó a llamarle “cuelga mujer”. El
árbol duro muchos años, siendo conocido con el nombre de palo de “zopilote’’
con el que distinguen hasta hoy a la caoba.
La musa
popular interpretó los siguientes versos:
Cuando
salgas a leñar, no vayas por “Cuelga Mujer”, porque allí suelen penar el alma de
Miguel y Lucifer.
A mi no
me espantan porque padre nuestro rezando, el diablo se va rabiando y el alma de
Miguel descansa.
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